Que todo le sea leve
La calle, nuevamente, con ese odio por la piel. Lamiendo a poco el nervio que todos llevamos dentro. Que esa noche en el Fénix, Don Rigo hiciera acto de presencia, no era casaualidad; a pesar de que llevo dos meses alejado de ese cómodo cafecín. Ya saben, el diálogo, el chiste barato, el sarcasmo inexperado, el chantaje como forma de vida es el choro interminable de la relación entrambos.
--Don Rigo, qué horas trae?
--Hola, Don marco, cómo es que le va? qué cuenta la familia.
--Pues nada. Algunas deudas pendientes, me he mudado de cuerpo, y sí, continúo en lo mismo que nada es. El viento, como nos tiene acostumbrados, empezaba a silbar como con ganas de decirnos al oído "Llévame, que estoy de oferta" en caso de ser una piel, pero lo que en realidad dice es: "qué tan pequeño se puede hacer"
--Que bueno Don marco. Que pase una buena noche. Y se alejó el viejo pendejo sentarse a una mesita enfrente. Y yo así, sin ni una explicación, sólo en la más pétrea ignorancia. ¿Qué pasó con su mujer, con el cybernovio de esta, con la Trevi y sus nuevas conquista de dentista a all time?? qué acaso me pensaba contar cuando nuevamente, cometiera otra tontería. Pues nada. Que se alejó, y por algún motivo creo que no volverá a contarme nada.
Total, una caída es buena de vez en cuando, dos en un periodo de tiempo corto casi es innamisible. Don Rigo, ya había caído varias veces, y me tocó levantarlo del suelo un par de ellas. No creo que nadie en sus cabales, sienta un poco de aprecio por las personas que le tienen lástima. Qué tal con el Don Rigo. Total, la noche seguirá llegando cada noche, el té seguirá costando 11 pesos, el café 7 (en el Fénix) y Don Rigo llevará entre sus espaldas algunas derrotas que no le contará a nadie, que se comerá solo y que poco a poco lo harán apartarse de sus amigos, de la sociedad, de lo que le haga bien y le haga mal, hasta que ocurra el día que explote, y mirado en el callejón más rancio, olisqueado por perros inmundos y olvidado de Lucrecia se meta un tiro de calibre 22 por un ojo.
Que lástima, es un buen tipo, y no merece que la vida lo trate así. Buena suerte Don Rigo, y que todo le sea leve.
--Don Rigo, qué horas trae?
--Hola, Don marco, cómo es que le va? qué cuenta la familia.
--Pues nada. Algunas deudas pendientes, me he mudado de cuerpo, y sí, continúo en lo mismo que nada es. El viento, como nos tiene acostumbrados, empezaba a silbar como con ganas de decirnos al oído "Llévame, que estoy de oferta" en caso de ser una piel, pero lo que en realidad dice es: "qué tan pequeño se puede hacer"
--Que bueno Don marco. Que pase una buena noche. Y se alejó el viejo pendejo sentarse a una mesita enfrente. Y yo así, sin ni una explicación, sólo en la más pétrea ignorancia. ¿Qué pasó con su mujer, con el cybernovio de esta, con la Trevi y sus nuevas conquista de dentista a all time?? qué acaso me pensaba contar cuando nuevamente, cometiera otra tontería. Pues nada. Que se alejó, y por algún motivo creo que no volverá a contarme nada.
Total, una caída es buena de vez en cuando, dos en un periodo de tiempo corto casi es innamisible. Don Rigo, ya había caído varias veces, y me tocó levantarlo del suelo un par de ellas. No creo que nadie en sus cabales, sienta un poco de aprecio por las personas que le tienen lástima. Qué tal con el Don Rigo. Total, la noche seguirá llegando cada noche, el té seguirá costando 11 pesos, el café 7 (en el Fénix) y Don Rigo llevará entre sus espaldas algunas derrotas que no le contará a nadie, que se comerá solo y que poco a poco lo harán apartarse de sus amigos, de la sociedad, de lo que le haga bien y le haga mal, hasta que ocurra el día que explote, y mirado en el callejón más rancio, olisqueado por perros inmundos y olvidado de Lucrecia se meta un tiro de calibre 22 por un ojo.
Que lástima, es un buen tipo, y no merece que la vida lo trate así. Buena suerte Don Rigo, y que todo le sea leve.
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