Con la novedá que ya soy un trabajador... bueno, ya lo era, sin embargo ahora voy a una oficina y me encuentro con más gente. Francamente, algunos me cagan la tola, sobre toda las señoras diseñadoras que estudiaron en Lucita te capacita y que hablan de puras mamadas y de mala ondez. Así, como si estuviéramos en otra parte echan habladas, son flojas, están feas y gordas y además, les encanta murmurar mientras pasa alguien. Aunque no digan nada, sueltan la carcajada, como destanteando al enemigo, porque son enemigas de todo.
Lamentablemente, soy el más joven en la oficina; esto quiere decir, que la banda... no es banda. No les gusta su trabajo, se la pasan echando pestes y son cotorritas, a la manera antigua de serlo. La amarguez les corroe el alma, y cuando uno les echa carrilla se ponen frías y tontas.
En fin, me está mirando la wera a wevo, le sonrio... ella me mira con ojos de pistola... che gorda.