Hasta aquí la vida... tal y como la conozco.
La duda al cambio de vida
Yo nunca dudé en qué rumbo tomaría mi vida, mucho menos qué carrea iba a estudiar, tampoco dude cuando debía dar el golpe adecuado, o cuando algunos temblaban yo sólo sonreía y así he continuado.
Cuando fue tiempo de fumar el primer tanque, cuando debíamos correr, cuando para que las ideas fluyeran las heladas era necesarias, cuando me dijo mi padre: "estudia bla bla bla, como yo" (el "si no, olvídate que tienes padre", estaba implícito)NUNCA. Tampoco dude cuando me separé de la chava con la que viví 1 año.
Y claro, otras dudas sí me han afectado. Dudar del olvido, dudar del camino, que aunque es el adecuado, no sé si podré llevar su ritmo, dudar no dudar, volver a dudar.
Y pues nada, a mis 27 años debo dejar el mundo tal y como lo conozco... por algo tan simple como una maldita úlcera; claro ya me lo habían advertido, que te va a doler, que te hace mal, que deja de fumar, que ya no tomes, que no hagas corajes, que bla bla blá. Y yo, pero cómo dejar de hacer esto o el otro. Qué va a ser de mi vida sin el bello alcohol??? y si me transformo en un jodido cavach pahc (o como se escriba), o si me aburro a muerte??
Y pues nada, que el doctor, me manda hacer estudios de sabe qué, que me dice: 11 años con padecimientos de úlcera, o creo que antes era gastritis, o sabe qué madres, no son buenos. Y yo, bueno, ya voy a comer a mis horas (Un año más tarde) bueno, como a mis horas y dejo el cigarro (tiempo después) bueno, como a mis horas, dejo el cigarro y ya como sal (más tiempo) ni chile, grasa, etc. etc.
Pero el alcohol?? con todo lo bien que se ha portado conmigo. Que tan fiel compañero ha sido. Que en las noches de extremada soledad sin ti, sin uno mismo, me ha acompañado, o en aquellas grandiosas fiestas, o en aquel relax acampando en la playa, o mientras veía tele, o posteaba, o jugaba frontennis, o basketbol, o hacía tarea, o comía, o cuando una vez llegué bien pedo a mi casa, y no había nadie, y sólo quedaba mi mascota (un pato) y yo llegué llorando, jodido hasta la madre, y el pato se acercó y me dijo cuac cuac, me dijo "cuac cuac Nora no importa, no importa que hayas lavado su ropa, que la hayas defendido del imbécil de su padre, mejor vámos a seguir tomando" y puse al pato bien pedo, y entonces, ya siempre que llegaba el pato movía la colita y me decía cuac cuac. O cuando mi mejor amigo, el Goffi, no llegaba, pues hubo un tiempo que decidimos ser borrachos de tiempo completo, y sólo había una botella de ron, y él no llegaba y yo ya me la estaba terminando y que derrepente llega con dos de ron y me dice: "Es que ya me había cansado de tomar Fabuloso" y el pato dijo cuac cuac.
O esta vez en Chapala, en el encuentro de sabe qué cosas de narradores, que se ponchó la llanta del bocho de Juan, y yo me tuve que quedar cuidando el coche solo. Y nada más estaba yo y una botella de Ron Castillo, y me la pasé a toda madre. Tres horas de autoconocimiento. Hasta pasó un don, y me dijo que si le daba un trago, y yo le dije, por supuesto, me recuerda a un pato. Y el señor bien feliz se me quedó viendo como con cara de "este wey ya está borracho" y se tomó un roncito campechano y se siguió en su bicicleta.
O aquellas veces que metía al cineforo chelas, o en la FIL en la mochila, o donde sea, a cualquier hora, y todo tan limpio, y todo tan bello y todo tan al margen, y todo con tanto color. Y esas salidas con amigas. Cuando no sabía qué decirles para invitarlas a que me conocieran y que algunas me amaran, y yo pensando qué le digo, qué le digo, cómo la invito a salir... y tan fácil como recordar el cuac cuac "Vamos por unas chelas".
Ni qué decir que mis mejores amigos son beodos irredentos, borrachos de harina, artistas etílicos, y lo que designe a una persona feliz con el alcohol. ¿Cómo volver a escuchar a Calamaro sin un tinto, cómo escuchar al Fito sin un güisqui, al sabina sin un tequilazo (quién sabe por qué, pero así me imagino) a James Taylor Quarter sin una chela en la playa? Cómo mirar a mi abuelo a los ojos sin estar briago. El abuelo, mi abuelo, con 80 años, y con problemas de alcoholismo, qué le voy a decir. Yo con 27 años, debo dejar de beber por mi puta úlcera, con qué cara me voy a presentar ante ese patriarca del licor.
Cuánda salga qué voy a hacer...* pedir un agua mineral... cuando el sol se esté ocultando o saliendo, cómo lo voy a recibir, cuando esté feliz hasta la madre porque las chivas metieron un gol de mierda, cuando lea unas líneas que en realidad me hayan atravesado, cuando esté encabronado. Cuando un ser querido muera, o logré salir con vida ¡Qué no tendré derecho a emborracharme hasta el topus uranus?!
Hace una semana, ya con un dolor hasta la madre, un amigo me dijo: "No te preocupes, tu vida va a cambiar" No mames, hasta el pato da mejores consejos que tú. Yo no quiero que cambie. Me gusta tal y como era.
Total. Ayer me tomé una chela, y me revolví como baboso con sal. Hoy en la mañana, saliendo de la biblioteca, una amiga me dijo quieres, eran papitas con chile, me comí dos a lo mucho tres, y me fui a vomitar rojo mestrual. Hoy he comido calabacitas y mucha agua.
El doctor me dijo, que qué quería: Seguir bebiendo o seguir viviendo.
Que tristeza, que tristeza.
Juro que lo estoy pensando. No sé qué es lo que quiero. Claro que decidiré vivir, pero para qué.
El pato ya está muerto, una tarde mi abuelita me dijo: "qué bonito pato" y yo le contesté: "y es bien obediente, parece perro, siempre se me acerca y me dice cuac cuac" cuando llegué en la noche, ya lo había cocinado. Me dijo que creía que me iba a poner feliz, que sabía rico. Que para qué quería un pato... Un primo con media pierna de pato en el hocico dijo: es que se lo coje... yo indignadísimo no probe bocado y me fui a embriagar. El pato y yo seríamos muy borrachos, pero nos respetábamos los hoyitos.
Pobre pato, cocinado y difamado. Y yo, aquí en el mundo sufriendo por no poder beber.
Salut pato, donde quiera que estés.
Yo nunca dudé en qué rumbo tomaría mi vida, mucho menos qué carrea iba a estudiar, tampoco dude cuando debía dar el golpe adecuado, o cuando algunos temblaban yo sólo sonreía y así he continuado.
Cuando fue tiempo de fumar el primer tanque, cuando debíamos correr, cuando para que las ideas fluyeran las heladas era necesarias, cuando me dijo mi padre: "estudia bla bla bla, como yo" (el "si no, olvídate que tienes padre", estaba implícito)NUNCA. Tampoco dude cuando me separé de la chava con la que viví 1 año.
Y claro, otras dudas sí me han afectado. Dudar del olvido, dudar del camino, que aunque es el adecuado, no sé si podré llevar su ritmo, dudar no dudar, volver a dudar.
Y pues nada, a mis 27 años debo dejar el mundo tal y como lo conozco... por algo tan simple como una maldita úlcera; claro ya me lo habían advertido, que te va a doler, que te hace mal, que deja de fumar, que ya no tomes, que no hagas corajes, que bla bla blá. Y yo, pero cómo dejar de hacer esto o el otro. Qué va a ser de mi vida sin el bello alcohol??? y si me transformo en un jodido cavach pahc (o como se escriba), o si me aburro a muerte??
Y pues nada, que el doctor, me manda hacer estudios de sabe qué, que me dice: 11 años con padecimientos de úlcera, o creo que antes era gastritis, o sabe qué madres, no son buenos. Y yo, bueno, ya voy a comer a mis horas (Un año más tarde) bueno, como a mis horas y dejo el cigarro (tiempo después) bueno, como a mis horas, dejo el cigarro y ya como sal (más tiempo) ni chile, grasa, etc. etc.
Pero el alcohol?? con todo lo bien que se ha portado conmigo. Que tan fiel compañero ha sido. Que en las noches de extremada soledad sin ti, sin uno mismo, me ha acompañado, o en aquellas grandiosas fiestas, o en aquel relax acampando en la playa, o mientras veía tele, o posteaba, o jugaba frontennis, o basketbol, o hacía tarea, o comía, o cuando una vez llegué bien pedo a mi casa, y no había nadie, y sólo quedaba mi mascota (un pato) y yo llegué llorando, jodido hasta la madre, y el pato se acercó y me dijo cuac cuac, me dijo "cuac cuac Nora no importa, no importa que hayas lavado su ropa, que la hayas defendido del imbécil de su padre, mejor vámos a seguir tomando" y puse al pato bien pedo, y entonces, ya siempre que llegaba el pato movía la colita y me decía cuac cuac. O cuando mi mejor amigo, el Goffi, no llegaba, pues hubo un tiempo que decidimos ser borrachos de tiempo completo, y sólo había una botella de ron, y él no llegaba y yo ya me la estaba terminando y que derrepente llega con dos de ron y me dice: "Es que ya me había cansado de tomar Fabuloso" y el pato dijo cuac cuac.
O esta vez en Chapala, en el encuentro de sabe qué cosas de narradores, que se ponchó la llanta del bocho de Juan, y yo me tuve que quedar cuidando el coche solo. Y nada más estaba yo y una botella de Ron Castillo, y me la pasé a toda madre. Tres horas de autoconocimiento. Hasta pasó un don, y me dijo que si le daba un trago, y yo le dije, por supuesto, me recuerda a un pato. Y el señor bien feliz se me quedó viendo como con cara de "este wey ya está borracho" y se tomó un roncito campechano y se siguió en su bicicleta.
O aquellas veces que metía al cineforo chelas, o en la FIL en la mochila, o donde sea, a cualquier hora, y todo tan limpio, y todo tan bello y todo tan al margen, y todo con tanto color. Y esas salidas con amigas. Cuando no sabía qué decirles para invitarlas a que me conocieran y que algunas me amaran, y yo pensando qué le digo, qué le digo, cómo la invito a salir... y tan fácil como recordar el cuac cuac "Vamos por unas chelas".
Ni qué decir que mis mejores amigos son beodos irredentos, borrachos de harina, artistas etílicos, y lo que designe a una persona feliz con el alcohol. ¿Cómo volver a escuchar a Calamaro sin un tinto, cómo escuchar al Fito sin un güisqui, al sabina sin un tequilazo (quién sabe por qué, pero así me imagino) a James Taylor Quarter sin una chela en la playa? Cómo mirar a mi abuelo a los ojos sin estar briago. El abuelo, mi abuelo, con 80 años, y con problemas de alcoholismo, qué le voy a decir. Yo con 27 años, debo dejar de beber por mi puta úlcera, con qué cara me voy a presentar ante ese patriarca del licor.
Cuánda salga qué voy a hacer...* pedir un agua mineral... cuando el sol se esté ocultando o saliendo, cómo lo voy a recibir, cuando esté feliz hasta la madre porque las chivas metieron un gol de mierda, cuando lea unas líneas que en realidad me hayan atravesado, cuando esté encabronado. Cuando un ser querido muera, o logré salir con vida ¡Qué no tendré derecho a emborracharme hasta el topus uranus?!
Hace una semana, ya con un dolor hasta la madre, un amigo me dijo: "No te preocupes, tu vida va a cambiar" No mames, hasta el pato da mejores consejos que tú. Yo no quiero que cambie. Me gusta tal y como era.
Total. Ayer me tomé una chela, y me revolví como baboso con sal. Hoy en la mañana, saliendo de la biblioteca, una amiga me dijo quieres, eran papitas con chile, me comí dos a lo mucho tres, y me fui a vomitar rojo mestrual. Hoy he comido calabacitas y mucha agua.
El doctor me dijo, que qué quería: Seguir bebiendo o seguir viviendo.
Que tristeza, que tristeza.
Juro que lo estoy pensando. No sé qué es lo que quiero. Claro que decidiré vivir, pero para qué.
El pato ya está muerto, una tarde mi abuelita me dijo: "qué bonito pato" y yo le contesté: "y es bien obediente, parece perro, siempre se me acerca y me dice cuac cuac" cuando llegué en la noche, ya lo había cocinado. Me dijo que creía que me iba a poner feliz, que sabía rico. Que para qué quería un pato... Un primo con media pierna de pato en el hocico dijo: es que se lo coje... yo indignadísimo no probe bocado y me fui a embriagar. El pato y yo seríamos muy borrachos, pero nos respetábamos los hoyitos.
Pobre pato, cocinado y difamado. Y yo, aquí en el mundo sufriendo por no poder beber.
Salut pato, donde quiera que estés.
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