Chale, cuanto choro. Es el borrador de mi tarea... Ya no debo fumar Tamo tan seguido, y menos al final de semestre.
Actos de habla.
por sus innumerables crímenes
el agua morirá ahogada
el fuego acabará en la hoguera
el aire expiará en la cámara de gases
y la tierra será enterrada viva
sin nadie que le arroje
un último puñado de sí misma
Francisco Hernández.
Este poema es de Francisco Hernández, un poeta nacido en Veracruz en 1946.
La fe poética que se nos explica en “Consideraciones sobre qué tipo de acto de habla es un poema” es de vital importancia. Recordemos que para la poesía no es de importancia capital decir alguna verdad. Con esto no quiero decir que no signifique nada, sino que no trata de adoctrinar. Por supuesto que las excepciones son numerosas, y no se puede generalizar, pues a cada momento histórico surgen elementos poéticos acorde con la época. André Bretón con “la poesía al servicio de la revolución” intenta llevar un sentido sociológico e ideológico en sus poemas. Pero esto no es una regla.
No cabe preguntar si un poema es verdadero o falso, no es importante y no viene al caso esa pregunta. Puesto que al leer, tomamos como verdadero el poema en un sentido diferente a nuestra cotidianidad.
En este poema, observamos un acto de habla que elide al verbo condenar pues en sus 7 versos, 4 de ellos condenan a algo. “el agua morirá ahogada” se está condenando a diferentes elementos de la naturaleza. Son enunciados realizativos, pues desde que se dice ese algo, la realidad del poema cambia. Y a los elementos que se condena son los cuatro elementos naturales: Agua, Tierra, Aire, Fuego. Elementos que en algún tiempo los griegos creyeron de los cuales estaba hecha el planeta tierra ahora tenemos nuestra tabla periódica de los elementos, y aún seguimos descubriendo; los 4 elementos que sin uno de ellos no existiría la vida como la conocemos. Una condena a la naturaleza. Una condena no sólo de arraigo, sino de muerte.
La locución[1] de cada verso, su significado o su ilocución[2] que en este caso son condenatorias nos mantiene como lectores a la expectativa. La fuerza perlocutiva[3] actúa sobre los elementos naturales de la realidad poética, y no sólo mantiene una tensión en ese mundo imaginario, sino que en el lector hay una reacción. Esa reacción puede ser el pensar la condena a la vida, condena de morir de vida. Ya que cada elemento es condenado así mismo, a hundirse dentro de sí.
La fuerza de un poema, creo en estos momentos, radica en la fuerza perlocutiva. En esa fuerza que cada vez que se lea el mismo poema, parezca nuevo. Nos sugiera diferentes caminos, diferentes puertas, sin llegar a caer en la trampa de lo completamente abstracto.
Esta fuerza que recae “indirectamente” sobre el lector, en caso de que no sea un discurso dialógico, es quien mantiene vivo el mito del poema. Le da vida al poema, pero también es cierto que no es lo mismo la Iliada hace 100 años para los lectores y los escritores, que para nosotros en este tiempo. Su fuerza perlocutiva cambia dependiendo el momento histórico, sin embargo algo permanece en las palabras. Eso que permanece, algunas personas lo han llamado Poesía, yo no me meteré en ese tipo de cuestiones, para mí lo que permanece es la potencia del acto. Una palabra por sí sola es en potencia, pero al reunirse con otra u otras, es acto. Los poemas son actos de habla, no por su carácter referencial, ni dialógico, tampoco por crear mundos alternos, me parece que la poesía es acto por su continuo ser. La poesía a cada momento se está reescribiendo. Se reescribe con cada lectura.
En este caso: “el fuego acabará en la hoguera” una sentencia del fuego así mismo. Consumirse por sí mismo, o como las infragalaxias, que la fuerza explosiva se concentra en el centro y genera un vacío, de igual manera podríamos decir que hay un objeto “A” llamado fuego y que no es el fuego. Por ejemplo, un hereje en la Edad Media a quien le llamaron fuego, no sería muy difícil que acabase en la hoguera, multiplicidad de significados, sin llegar a los laberintos como con el último ejemplo.
Desde otro punto de vista, condenar a algo así mismo, a una soledad inextinguible, una soledad como la de Dios (si existe) y podríamos continuar buscando sentidos a este acto de habla, que cabe decir, son una condena; positiva o negativa, no lo sabemos del todo. Se condena a sí mismo, porque el otro no existe, todos somos el otro. Hasta ahora algo perdura de las palabras, y es la condena implícita del lenguaje. Así como no se puede condenar en nuestra realidad a algo positivo, en el poema puede ocurrir cualquier cosa. Se puede condenar a un acto positivo si se desea.
El problema no es saber qué significa con exactitud, lo importante es saber cómo se detiene el mundo con esas palabras. Y digo que se detiene, no porque las palabras tengan fijado un significado, sino porque se detiene el mundo poético para que lo observemos. Se detiene en su multiplicidad, y esa misma multiplicidad mantiene un sentido unitario. La condena en este caso, sobre elementos que no pueden ser condenados, sobre elementos a los cuales e les humaniza, se les da vida, para perpetuar su condena. Una negación a la vida, o una negación al carácter meramente natural de los humanos. Eso el lector no es del todo libre de decidirlo. El lector se debe conectar con los versos, deben significar algo para él, para que el poema no contenga fecha de caducidad, para que el poema sea.
[1]Un acto locutivo es un acto consistente en decir algo. A su vez, todo acto de decir algo puede ser descompuesto en un acto fonético (emisión de sonidos) y un acto fáctico (esos sonidos se organizan acorde a un sistema gramatical) y un acto rético (esos sonidos se emiten con un sentido y una referencia, en el sentido de Frege)
[2] Un acto ilocutivo a diferencia de un acto de decir algo, es un acto que se realiza al decir algo. Realizar un acto locutivo presupone realizar un acto ilocutivo.
Ejemplo: "El toro está a punto de embestir" es un acto locutivo en cuanto dice que un acto elocutivo, en cuanto avisa.
[3] Un acto perlocutivo es un acto que uno realiza por el hecho de haber realizado un acto elocutivo, pero nada garantiza que todo acto ilocutivo vaya acompañado de un acto perlocutivo.
por sus innumerables crímenes
el agua morirá ahogada
el fuego acabará en la hoguera
el aire expiará en la cámara de gases
y la tierra será enterrada viva
sin nadie que le arroje
un último puñado de sí misma
Francisco Hernández.
Este poema es de Francisco Hernández, un poeta nacido en Veracruz en 1946.
La fe poética que se nos explica en “Consideraciones sobre qué tipo de acto de habla es un poema” es de vital importancia. Recordemos que para la poesía no es de importancia capital decir alguna verdad. Con esto no quiero decir que no signifique nada, sino que no trata de adoctrinar. Por supuesto que las excepciones son numerosas, y no se puede generalizar, pues a cada momento histórico surgen elementos poéticos acorde con la época. André Bretón con “la poesía al servicio de la revolución” intenta llevar un sentido sociológico e ideológico en sus poemas. Pero esto no es una regla.
No cabe preguntar si un poema es verdadero o falso, no es importante y no viene al caso esa pregunta. Puesto que al leer, tomamos como verdadero el poema en un sentido diferente a nuestra cotidianidad.
En este poema, observamos un acto de habla que elide al verbo condenar pues en sus 7 versos, 4 de ellos condenan a algo. “el agua morirá ahogada” se está condenando a diferentes elementos de la naturaleza. Son enunciados realizativos, pues desde que se dice ese algo, la realidad del poema cambia. Y a los elementos que se condena son los cuatro elementos naturales: Agua, Tierra, Aire, Fuego. Elementos que en algún tiempo los griegos creyeron de los cuales estaba hecha el planeta tierra ahora tenemos nuestra tabla periódica de los elementos, y aún seguimos descubriendo; los 4 elementos que sin uno de ellos no existiría la vida como la conocemos. Una condena a la naturaleza. Una condena no sólo de arraigo, sino de muerte.
La locución[1] de cada verso, su significado o su ilocución[2] que en este caso son condenatorias nos mantiene como lectores a la expectativa. La fuerza perlocutiva[3] actúa sobre los elementos naturales de la realidad poética, y no sólo mantiene una tensión en ese mundo imaginario, sino que en el lector hay una reacción. Esa reacción puede ser el pensar la condena a la vida, condena de morir de vida. Ya que cada elemento es condenado así mismo, a hundirse dentro de sí.
La fuerza de un poema, creo en estos momentos, radica en la fuerza perlocutiva. En esa fuerza que cada vez que se lea el mismo poema, parezca nuevo. Nos sugiera diferentes caminos, diferentes puertas, sin llegar a caer en la trampa de lo completamente abstracto.
Esta fuerza que recae “indirectamente” sobre el lector, en caso de que no sea un discurso dialógico, es quien mantiene vivo el mito del poema. Le da vida al poema, pero también es cierto que no es lo mismo la Iliada hace 100 años para los lectores y los escritores, que para nosotros en este tiempo. Su fuerza perlocutiva cambia dependiendo el momento histórico, sin embargo algo permanece en las palabras. Eso que permanece, algunas personas lo han llamado Poesía, yo no me meteré en ese tipo de cuestiones, para mí lo que permanece es la potencia del acto. Una palabra por sí sola es en potencia, pero al reunirse con otra u otras, es acto. Los poemas son actos de habla, no por su carácter referencial, ni dialógico, tampoco por crear mundos alternos, me parece que la poesía es acto por su continuo ser. La poesía a cada momento se está reescribiendo. Se reescribe con cada lectura.
En este caso: “el fuego acabará en la hoguera” una sentencia del fuego así mismo. Consumirse por sí mismo, o como las infragalaxias, que la fuerza explosiva se concentra en el centro y genera un vacío, de igual manera podríamos decir que hay un objeto “A” llamado fuego y que no es el fuego. Por ejemplo, un hereje en la Edad Media a quien le llamaron fuego, no sería muy difícil que acabase en la hoguera, multiplicidad de significados, sin llegar a los laberintos como con el último ejemplo.
Desde otro punto de vista, condenar a algo así mismo, a una soledad inextinguible, una soledad como la de Dios (si existe) y podríamos continuar buscando sentidos a este acto de habla, que cabe decir, son una condena; positiva o negativa, no lo sabemos del todo. Se condena a sí mismo, porque el otro no existe, todos somos el otro. Hasta ahora algo perdura de las palabras, y es la condena implícita del lenguaje. Así como no se puede condenar en nuestra realidad a algo positivo, en el poema puede ocurrir cualquier cosa. Se puede condenar a un acto positivo si se desea.
El problema no es saber qué significa con exactitud, lo importante es saber cómo se detiene el mundo con esas palabras. Y digo que se detiene, no porque las palabras tengan fijado un significado, sino porque se detiene el mundo poético para que lo observemos. Se detiene en su multiplicidad, y esa misma multiplicidad mantiene un sentido unitario. La condena en este caso, sobre elementos que no pueden ser condenados, sobre elementos a los cuales e les humaniza, se les da vida, para perpetuar su condena. Una negación a la vida, o una negación al carácter meramente natural de los humanos. Eso el lector no es del todo libre de decidirlo. El lector se debe conectar con los versos, deben significar algo para él, para que el poema no contenga fecha de caducidad, para que el poema sea.
[1]Un acto locutivo es un acto consistente en decir algo. A su vez, todo acto de decir algo puede ser descompuesto en un acto fonético (emisión de sonidos) y un acto fáctico (esos sonidos se organizan acorde a un sistema gramatical) y un acto rético (esos sonidos se emiten con un sentido y una referencia, en el sentido de Frege)
[2] Un acto ilocutivo a diferencia de un acto de decir algo, es un acto que se realiza al decir algo. Realizar un acto locutivo presupone realizar un acto ilocutivo.
Ejemplo: "El toro está a punto de embestir" es un acto locutivo en cuanto dice que un acto elocutivo, en cuanto avisa.
[3] Un acto perlocutivo es un acto que uno realiza por el hecho de haber realizado un acto elocutivo, pero nada garantiza que todo acto ilocutivo vaya acompañado de un acto perlocutivo.
2 Comments:
si no la controlas no te la fumes.
jua jua jua.
oye carnal, dime cómo chingados le hago para que aparezcan los comments al pie de mi post, no he podido. me rechinga la madre !!!
Hola Su Altexa.
pues los comments, los eliges en Configuración.
zaz se cuida.
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