Gusto por el placer.
Un poema dedicado a todas las mujeres y su gusto por el placer. El poema es de Efraín Huerta, del libro "Circuito interior" es el número 4 de Milonga libre en gris menor. Salút.
Cuatro
Todo lo añoro, todo, oh caramba, mi Niña
(incluidos tus que ya nunca padecí
muslos y piernas depilados),
pero más que nada en su ácida geografía,
oh hambrienta vivaldita del alma,
el granito de anís del ardiente torso
el granito de trigo de celeste blandura
su granito de sal, un grano de granada,
un cristalito de lenta espuma,
una nadita de carne que se podía mordisquear
sin que el pinche mundo se detuviese;
el móvil capullito que semeja
otro elemento de placer, otro;
la cosita en su espalda -su cintura-,
lamidísimo pétalo de minúscula orquídea
(de la Dunstervillea mirabili, digamos,
que tienes tres milímetros de diámetro,
y es blanca, blanca, blanca),
petalito rodeado de suavísimos vellos:
una selvita para perder la cabeza
y la boca en su penunbra, en toda ella,
y ya no escuchar nada sino hasta que desmayas
la voz y algo se escucha como:
"Ya no, po favor".
Cuatro
Este Chagall es para vos...
Todo lo añoro, todo, oh caramba, mi Niña
(incluidos tus que ya nunca padecí
muslos y piernas depilados),
pero más que nada en su ácida geografía,
oh hambrienta vivaldita del alma,
el granito de anís del ardiente torso
el granito de trigo de celeste blandura
su granito de sal, un grano de granada,
un cristalito de lenta espuma,
una nadita de carne que se podía mordisquear
sin que el pinche mundo se detuviese;
el móvil capullito que semeja
otro elemento de placer, otro;
la cosita en su espalda -su cintura-,
lamidísimo pétalo de minúscula orquídea
(de la Dunstervillea mirabili, digamos,
que tienes tres milímetros de diámetro,
y es blanca, blanca, blanca),
petalito rodeado de suavísimos vellos:
una selvita para perder la cabeza
y la boca en su penunbra, en toda ella,
y ya no escuchar nada sino hasta que desmayas
la voz y algo se escucha como:
"Ya no, po favor".
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