Nuevamente, otra chavita se nos fue a las Europas. Está de moda esa onda.
Su nombre es Sissi, estudia letras hispánicas en la UdG tiene como 21 años, está chiquita, blanquita, muy bonita, jejejeje, parece muñequita, es chida, escribe en verso, y bla bla bla.
Y nos envía su última crónica, para este Bodrio, que cuenta de las Sissiaventuras, cuando se va a Francia y casi se muere. Recuerdo aquel verso que dice más o menos así: Moriré en francia con aguaceros... jejeje, la neta no recuerdo bien, es de Vallejo, luego otro poeta le cambió un poo el sentido y dijo: Moriré en Francia, con agua, cerdos!
A continuación la crónica.
Es el final. Después me converti en calabaza y la calabaza tuvo que ir en metro hasta la estacion de tren por donde habia venido. Llegué y ya no habia tren. Después de unas cuantas llamadas infructuosas y con la pertenencia del concierto del gran Morrissey como lo mejor de la noche, me fajé los pantalones y me propuse a quedarme en la estacion hasta las seis de la manana del siguiente dia. Sin embargo, han de saber que las estaciones de la Grand Nation de mierda cierran sus puertas a la una. Eso me suponia un problema. Ya con las làgrimas -estas si eran de las gachas- al borde, sali a buscar un hotel -ja, ja, sisi y su inocencia perdidas en Montparnasse-: 99 euros la noche, y la madre que los pario. Qué hacia? Habia un hombre molestàndome desde mi llegada, tuve que recurrir a él y me dijo que conocia un hotel barato, que si queria venir y dije que si... nunca he sentido tanto miedo como esa noche en el metro de Paris. Después de un rato de no decir una palabra el tipo me dijo 'dame tu mano' y la tomo arbitrariamente, yo la safé en un salto de terror y me dijo ya muy serio: te bajas aqui, subes las escaleras, hay un café y a un lado un hotel donde te cobraran 25 euros, yo dije gracias, gracias -por no hacerme nada-, y subi corriendo. Por mi mente pasaban imàgenes de las peliculas màs sordidas y retorcidas que he visto, al llegar -por su puesto- era un hotel de inmigrantes marroquies, que miedo, que miedo. Llegué y pregunté, el tipo me dijo que subiera a ver la habitacion, que la pintura estaba fresca y no sé qué màs, subi y estaba bien, digo podia quedarme. Bajé a pagar y cuando regresé a la habitacion me di cuenta de que la puerta no cerraba. Permaneci toda la noche sentada en la orilla de la cama con mi saco puesto y la bolsa tirante sobre el hombro... solamente dos cigarros... ah, si, tampoco llevaba reloj. Tras una hora de espera mi miedo màs encabronado habia tomado forma, alguien se precipito sobre la puerta e intento abrirla, yo solamente corri y me puse detràs con llave y encendedor en mano, ni siquiera podia llorar. Esperé y esperé mientras que la television del bastardo, que al final se metio en el cuarto de al lado, no dejaba de chillar. Tres horas después, ya completamente desquiciada por el miedo, bajé dispuesta a abandonar el lugar y esperar a que abrieran el metro, pero como si fuera una pelicula japonesa de terror de bajo presupuesto : la puerta que daba a la calle estaba cerrada. En la madre. Formas posibles de muerte : incendio provocado por el intento de fuga de un inmigrante marroqui ilegal instalado en la capital francesa ; enloqucimiento colectivo de los huéspedes en contra de una indefensa miniatura mexicana ; un ataque masivo de ratas y cucacharas infectas ; la explosion del corazon entre los dedos del miedo… a alguien se le ocurre otra? mi dedo indice tomo el control de mi estado alterado y timbro mil veces en la recepcion, mi mente le decia : càllate que nos van a oir, quieres delatar a tu indefensa y miserable presencia en medio de la jauria?, pero él no respondia y seguia alargando el chirrido con desesperacion artritica. Tres minutos eternos y aparecio el recepcionista, mi mente en blanco se limito a decile : qué hora es ? … las cuatro ? … me tengo que ir a las cinco. Monté las escaleras de caracol bordeadas con retretes inservibles, las piernas reblandecidas hasta el tùetano como el poema de la chayo castellanos y con el shock a todo galope.
Una hora después en un sobresalto a la puerta, llamo el marroqui anunciando mi hora de partida, mi mente revolcada pronuncio un muchas gracias en espanol tembloroso y luego un merci màs fluido.
Bueno, ya regresé, y aqui me tienen de nuevo escribiendo estupideces.
Gracias a todos por estar en el divàn siempre siempre, un abrazo.
Su nombre es Sissi, estudia letras hispánicas en la UdG tiene como 21 años, está chiquita, blanquita, muy bonita, jejejeje, parece muñequita, es chida, escribe en verso, y bla bla bla.
Y nos envía su última crónica, para este Bodrio, que cuenta de las Sissiaventuras, cuando se va a Francia y casi se muere. Recuerdo aquel verso que dice más o menos así: Moriré en francia con aguaceros... jejeje, la neta no recuerdo bien, es de Vallejo, luego otro poeta le cambió un poo el sentido y dijo: Moriré en Francia, con agua, cerdos!
A continuación la crónica.
Es el final. Después me converti en calabaza y la calabaza tuvo que ir en metro hasta la estacion de tren por donde habia venido. Llegué y ya no habia tren. Después de unas cuantas llamadas infructuosas y con la pertenencia del concierto del gran Morrissey como lo mejor de la noche, me fajé los pantalones y me propuse a quedarme en la estacion hasta las seis de la manana del siguiente dia. Sin embargo, han de saber que las estaciones de la Grand Nation de mierda cierran sus puertas a la una. Eso me suponia un problema. Ya con las làgrimas -estas si eran de las gachas- al borde, sali a buscar un hotel -ja, ja, sisi y su inocencia perdidas en Montparnasse-: 99 euros la noche, y la madre que los pario. Qué hacia? Habia un hombre molestàndome desde mi llegada, tuve que recurrir a él y me dijo que conocia un hotel barato, que si queria venir y dije que si... nunca he sentido tanto miedo como esa noche en el metro de Paris. Después de un rato de no decir una palabra el tipo me dijo 'dame tu mano' y la tomo arbitrariamente, yo la safé en un salto de terror y me dijo ya muy serio: te bajas aqui, subes las escaleras, hay un café y a un lado un hotel donde te cobraran 25 euros, yo dije gracias, gracias -por no hacerme nada-, y subi corriendo. Por mi mente pasaban imàgenes de las peliculas màs sordidas y retorcidas que he visto, al llegar -por su puesto- era un hotel de inmigrantes marroquies, que miedo, que miedo. Llegué y pregunté, el tipo me dijo que subiera a ver la habitacion, que la pintura estaba fresca y no sé qué màs, subi y estaba bien, digo podia quedarme. Bajé a pagar y cuando regresé a la habitacion me di cuenta de que la puerta no cerraba. Permaneci toda la noche sentada en la orilla de la cama con mi saco puesto y la bolsa tirante sobre el hombro... solamente dos cigarros... ah, si, tampoco llevaba reloj. Tras una hora de espera mi miedo màs encabronado habia tomado forma, alguien se precipito sobre la puerta e intento abrirla, yo solamente corri y me puse detràs con llave y encendedor en mano, ni siquiera podia llorar. Esperé y esperé mientras que la television del bastardo, que al final se metio en el cuarto de al lado, no dejaba de chillar. Tres horas después, ya completamente desquiciada por el miedo, bajé dispuesta a abandonar el lugar y esperar a que abrieran el metro, pero como si fuera una pelicula japonesa de terror de bajo presupuesto : la puerta que daba a la calle estaba cerrada. En la madre. Formas posibles de muerte : incendio provocado por el intento de fuga de un inmigrante marroqui ilegal instalado en la capital francesa ; enloqucimiento colectivo de los huéspedes en contra de una indefensa miniatura mexicana ; un ataque masivo de ratas y cucacharas infectas ; la explosion del corazon entre los dedos del miedo… a alguien se le ocurre otra? mi dedo indice tomo el control de mi estado alterado y timbro mil veces en la recepcion, mi mente le decia : càllate que nos van a oir, quieres delatar a tu indefensa y miserable presencia en medio de la jauria?, pero él no respondia y seguia alargando el chirrido con desesperacion artritica. Tres minutos eternos y aparecio el recepcionista, mi mente en blanco se limito a decile : qué hora es ? … las cuatro ? … me tengo que ir a las cinco. Monté las escaleras de caracol bordeadas con retretes inservibles, las piernas reblandecidas hasta el tùetano como el poema de la chayo castellanos y con el shock a todo galope.
Una hora después en un sobresalto a la puerta, llamo el marroqui anunciando mi hora de partida, mi mente revolcada pronuncio un muchas gracias en espanol tembloroso y luego un merci màs fluido.
Bueno, ya regresé, y aqui me tienen de nuevo escribiendo estupideces.
Gracias a todos por estar en el divàn siempre siempre, un abrazo.
1 Comments:
pos unas clasecillas de acentuación no le vendrían nada mal...
atte, la que es princesa de los gatos.
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