Vil
me estoy tirando un libro en mi cama, es el Diablo Guardián de Xavier Velazco. Lo que llevo hasta ahora me ha agradado. Una antiheroína bastante tratable, y Pig, un imbécil de ínfulas comestibles.
Leí hace unos minutos una frase bastante agradable, que en estos momentos en que busco a Violetta (y no encuentro) me sirve para no pensar: "La gente se enamora y no vomita, por eso se envenena" También recuerdo un poemínimo de Huerta, que dejándo todo en un sólo verso (cada palabra, en este caso es un verso) queda así: "P.N. Mas líbranos de todo amor amén". La negación del amor.
Todavía recuerdo aquellas frase que me ha servido tanto para fastidiar pláticas, y en una ocasión para golpear el ego y el rostro de un pintorete: "El amor no existe, lo inventaron los franceses" jejejeje. Tanto negar el amor, lógicamente, sólo sirve para potenciarlo. Si el Amor es un dios, negarlo, acribillarlo, clavarle espinas en su espalda, intentar joderlo, aislarlo sólo lo hace algo más cercano. Si es un dios, denigrarlo lo acerca más a mí. No me imagino al amor con alitas y cara de bebé rosadito, volando por el mundo y juntando almas gemelas. Tampoco me lo imagino sin llegar a la otra persona. Osea, ese sentido que le da Dante en la Divina Comedia, al buscar a Beatriz, la idealización del ser amado.
Por una parte, yo me siento hasta la madre de idealizar personas (de nuevo caigo en mi propia trampa) de que esas personas sean lo que yo deseo. Esa apoteosis terrena me ha traído bastantes problemas, y más aún cuando la persona llega a cambiar, jejejejeje, o peor aún, cuando no cambia. Idealizar al amor, es tan vil, como intentar cambiar el mundo de los demás. Pero todo cambia en cuanto se entra en contacto con esa esfera que no conocíamos.
Recuerdo la primera vez que me enamoré... (que nefasto) fue en mi primaria de una escuincla que me golpeó. No recuerdo su nombre, era una niñita de unos 7 años que estaba en mi salón. Me vio con cara de "Hola" se acercó a mí, y me dió un patín en los tanatitos. Creo que ni me dolió, sólo me le quedé viendo y ella corrió. Pensandolo bien, no creo que me haya enamorado, sólo descubrí la belleza femenina. Así: una cara linda y un dolor en la ingle. Ya más viejo (joven lobo de río en caza menor que fue caza mayor) descubrí la belleza al despertarme de una ultrapeda. Me desperté, junto a mí una mujer lindísima, blanca de ojos verdes, cabello extremadamente largo, y abrazada a mí. Me miraba y tenía entre sus labios una cerveza. jajajajaja, Parecía que tomaba biberón. Me preguntó: ¿Cómo me llamo? Yo, con esa estupidez que me caracteriza dije: no sé, y era cierto, no lo sabía. A pesar de que los dos encuentros con la belleza en este caso no son lo más convenientes, no he olvidado. Pero son pasado.
Ahora de nuevo regresa Violetta, digo que el amor no existe, y espero verla en la noche.
Leí hace unos minutos una frase bastante agradable, que en estos momentos en que busco a Violetta (y no encuentro) me sirve para no pensar: "La gente se enamora y no vomita, por eso se envenena" También recuerdo un poemínimo de Huerta, que dejándo todo en un sólo verso (cada palabra, en este caso es un verso) queda así: "P.N. Mas líbranos de todo amor amén". La negación del amor.
Todavía recuerdo aquellas frase que me ha servido tanto para fastidiar pláticas, y en una ocasión para golpear el ego y el rostro de un pintorete: "El amor no existe, lo inventaron los franceses" jejejeje. Tanto negar el amor, lógicamente, sólo sirve para potenciarlo. Si el Amor es un dios, negarlo, acribillarlo, clavarle espinas en su espalda, intentar joderlo, aislarlo sólo lo hace algo más cercano. Si es un dios, denigrarlo lo acerca más a mí. No me imagino al amor con alitas y cara de bebé rosadito, volando por el mundo y juntando almas gemelas. Tampoco me lo imagino sin llegar a la otra persona. Osea, ese sentido que le da Dante en la Divina Comedia, al buscar a Beatriz, la idealización del ser amado.
Por una parte, yo me siento hasta la madre de idealizar personas (de nuevo caigo en mi propia trampa) de que esas personas sean lo que yo deseo. Esa apoteosis terrena me ha traído bastantes problemas, y más aún cuando la persona llega a cambiar, jejejejeje, o peor aún, cuando no cambia. Idealizar al amor, es tan vil, como intentar cambiar el mundo de los demás. Pero todo cambia en cuanto se entra en contacto con esa esfera que no conocíamos.
Recuerdo la primera vez que me enamoré... (que nefasto) fue en mi primaria de una escuincla que me golpeó. No recuerdo su nombre, era una niñita de unos 7 años que estaba en mi salón. Me vio con cara de "Hola" se acercó a mí, y me dió un patín en los tanatitos. Creo que ni me dolió, sólo me le quedé viendo y ella corrió. Pensandolo bien, no creo que me haya enamorado, sólo descubrí la belleza femenina. Así: una cara linda y un dolor en la ingle. Ya más viejo (joven lobo de río en caza menor que fue caza mayor) descubrí la belleza al despertarme de una ultrapeda. Me desperté, junto a mí una mujer lindísima, blanca de ojos verdes, cabello extremadamente largo, y abrazada a mí. Me miraba y tenía entre sus labios una cerveza. jajajajaja, Parecía que tomaba biberón. Me preguntó: ¿Cómo me llamo? Yo, con esa estupidez que me caracteriza dije: no sé, y era cierto, no lo sabía. A pesar de que los dos encuentros con la belleza en este caso no son lo más convenientes, no he olvidado. Pero son pasado.
Ahora de nuevo regresa Violetta, digo que el amor no existe, y espero verla en la noche.
Noticia de último minuto, se ha vuelto a ir.
2 Comments:
¿a poco desde los siete le empina?
salud a quien con salud comienza!
Era la onda... beber, beber y luego el sexo.
Publicar un comentario
<< Home