Parra de noche
Anoche leí el libro La antipoesía de NICANOR PARRA (Algunos poemas escogidos), selección y nota introductoria de Raúl Bañuelos, editado por la Universidad de Guadalajara de la serie Juan Rulfo. Esta serie está (o estaba) destinada a publicar libros de los ganadores de El Premio Internacional de Literatura Latinoamericana y del caribe Juan Rulfo, en el año 1991, el ganador fue en antipoeta chileno Nicanor Parra, y en mis manos tengo el libro dedicado a difundir su obra.
Aunque ya había leído en su mayoría estos poemas, es agradable regresar a su relectura. A continuación transcribo algunos de los poemas que vienen en el librito, con la única intención de la nostalgia de sentirme un joven demasiado viejo.
Autorretrato
CONSIDERAD MUCHACHOS,
este gabán de fraile mendicante:
soy profesor en un liceo oscuro,
he perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
hago cuarenta horas semanales).
¿Qué les dice mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué les sugiere esos zapatos de cura
que envejecieron sin arte ni parte
en materia de ojo, a tres metros
no reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué me sucede? ¡Nada!
Me los he arruinado haciendo clases:
la mala luz, el sol,
la venenosa luna miserable.
Y todo ¡para qué!
Para ganar un pan imperdonable
duro como la cara del burgués
y con olor y sabor a sangre.
¡Para qué hemos nacido como hombres
si nos dan muerte de animales!
Por el exceso de trabajo, a veces,
veo formas extrañas en el aire,
oigo carreras locas,
risas, conversaciones criminales,
observad estas manos
y estas mejillas blancas de cadáver,
¡estas negras arrugas infernales!
Sin embargo yo fui tal como ustedes,
joven, lleno de bellos ideales,
soñé fundiendo cobre
y limando las caras del diamante:
aquí me tienen hoy
detrás de este mesón inconfortable
de las quinientas horas semanales.
Y el último, para que cuando vean este libro u otra publicación de Parra la compren, una que me parece “Bellísima interpretación”. Y a quién más, sino al licor, al vino..
Coplas del vino
NERVIOSO, PERO SIN DUELO
a toda la concurrencia
por la mala voz suplico
perdón y condescendencia.
Con mi cara de ataúd
y mis mariposas viejas
yo también me hago presente
en esta solemne fiesta.
¿Hay algo, pregunto yo
más noble que una botella
de vino bien conservado
entre dos almas gemelas?
El vino tiene un poder
que admira y desconcierta
trasmuta la nieve en fuego
y al fuego lo vuelve piedra.
El vino es todo, es el mar
las botas de veinte leguas
la alfombra mágica, el sol
el loro de siete leguas.
Algunas toman por sed
otros por olvidar deudas
y yo por ver lagartijas
y sapos en las estrellas.
El hombre que no se bebe
su copa sanguinolenta
no puede ser, creo yo
cristiano de buena cepa.
El vino puede tomarse
en lata, cristal o greda
pero es mejor en copihue
en fucsia o en azucena.
El pobre toma su trago
para compensar las deudas
que no se pueden pagar
con lágrimas ni con huelgas.
Si me dieran a elegir
entre diamantes y perlas
yo elegiría un racimo
de uvas blancas y negras.
El ciego con una copa
ve chispas y ve centellas
y el cojo de nacimiento
se pone a bailar la cueca.
El vino cuando se bebe
con inspiración sincera
sólo puede compararse
al beso de una doncella.
Por todo lo cual levanto
mi copa al sol de la noche
y bebo el vino sagrado
que hermana los corazones.
Total, que anoche leyendo o escuchando a Parra, me entró la nostalgia de un vinillo. Por eso hoy me voy a embriagar a vuestra salud... Un beso para Violetta. Lindísima mía.
Aunque ya había leído en su mayoría estos poemas, es agradable regresar a su relectura. A continuación transcribo algunos de los poemas que vienen en el librito, con la única intención de la nostalgia de sentirme un joven demasiado viejo.
Autorretrato
CONSIDERAD MUCHACHOS,
este gabán de fraile mendicante:
soy profesor en un liceo oscuro,
he perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
hago cuarenta horas semanales).
¿Qué les dice mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué les sugiere esos zapatos de cura
que envejecieron sin arte ni parte
en materia de ojo, a tres metros
no reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué me sucede? ¡Nada!
Me los he arruinado haciendo clases:
la mala luz, el sol,
la venenosa luna miserable.
Y todo ¡para qué!
Para ganar un pan imperdonable
duro como la cara del burgués
y con olor y sabor a sangre.
¡Para qué hemos nacido como hombres
si nos dan muerte de animales!
Por el exceso de trabajo, a veces,
veo formas extrañas en el aire,
oigo carreras locas,
risas, conversaciones criminales,
observad estas manos
y estas mejillas blancas de cadáver,
¡estas negras arrugas infernales!
Sin embargo yo fui tal como ustedes,
joven, lleno de bellos ideales,
soñé fundiendo cobre
y limando las caras del diamante:
aquí me tienen hoy
detrás de este mesón inconfortable
de las quinientas horas semanales.
Y el último, para que cuando vean este libro u otra publicación de Parra la compren, una que me parece “Bellísima interpretación”. Y a quién más, sino al licor, al vino..
Coplas del vino
NERVIOSO, PERO SIN DUELO
a toda la concurrencia
por la mala voz suplico
perdón y condescendencia.
Con mi cara de ataúd
y mis mariposas viejas
yo también me hago presente
en esta solemne fiesta.
¿Hay algo, pregunto yo
más noble que una botella
de vino bien conservado
entre dos almas gemelas?
El vino tiene un poder
que admira y desconcierta
trasmuta la nieve en fuego
y al fuego lo vuelve piedra.
El vino es todo, es el mar
las botas de veinte leguas
la alfombra mágica, el sol
el loro de siete leguas.
Algunas toman por sed
otros por olvidar deudas
y yo por ver lagartijas
y sapos en las estrellas.
El hombre que no se bebe
su copa sanguinolenta
no puede ser, creo yo
cristiano de buena cepa.
El vino puede tomarse
en lata, cristal o greda
pero es mejor en copihue
en fucsia o en azucena.
El pobre toma su trago
para compensar las deudas
que no se pueden pagar
con lágrimas ni con huelgas.
Si me dieran a elegir
entre diamantes y perlas
yo elegiría un racimo
de uvas blancas y negras.
El ciego con una copa
ve chispas y ve centellas
y el cojo de nacimiento
se pone a bailar la cueca.
El vino cuando se bebe
con inspiración sincera
sólo puede compararse
al beso de una doncella.
Por todo lo cual levanto
mi copa al sol de la noche
y bebo el vino sagrado
que hermana los corazones.
Total, que anoche leyendo o escuchando a Parra, me entró la nostalgia de un vinillo. Por eso hoy me voy a embriagar a vuestra salud... Un beso para Violetta. Lindísima mía.
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