Tengo tiempo
desde que desalojamos El piso de los nombres, y todo cambió.
Tengo fotos, llamadas telefónicas, chistes y algunos cuadros.
Presenté mi librito Tornasol y el fuego varias veces, y me he embriagado menos.
Por ahora, sólo dejo el texto que hizo Fanny Enrigue para la presentación en Casa Julio Cortázar del Tornasol y fuego.
zaz.
Tornasol y fuego
Fanny Enrigue
Tornasol y fuego: un viaje por los fragmentos, por los reflejos de todos los que somos: el vagabundo, el asesino, el hombre que duerme, el que mira deambular a perras negras o se deleita en el temblor, en el juego de morir a pedacitos,
encontrar la propia imagen en este valle de espejos, de soledades destinadas a mirarse a distancia, de cuerpos vinculados por el vacío: la cópula como remedio para el olvido
ir al otro para aprender el dulce olor de la piel, las bocas como puerta de entrada al infierno
plegaria para que el mundo se repita en un orgasmo
ir al otro para regresar a uno mismo
(al trapecista o al que extraña una ingle)
ir al otro para dejarlo y volver a la memoria de la carne
Se busca la búsqueda
cantar al canto desde lo frágil, desde lo que se derrumba o en ocasiones deja constancia de la amenaza, de la resistencia frente a la tentación de derrumbarse
cantar para que permanezca lo efímero, las letras generadas por la ausencia
por el fantasma que cuelga en el brazo izquierdo
la voz como presentimiento y rito de quien pone sus lluvias en el abismo
de quien elige la escritura como antídoto, la escritura como un ajuste de cuentas, una lucha
porque conoce la caída, no ignora lo soberbio del vacío de una botella y de unas tetas de terciopelo
conoce las tormentas, que son para los débiles
un libro que impide hundirse, un coñito furioso
Búsqueda de quien se sabe clown del abismo y todavía canta como si la vida sobrara
en este páramo, que de tan solos estamos repletos
Es posible violar al mundo aunque dentro llevemos una fiesta negra de vocales,
es posible hacer una balada para no caer y cantar
es posible que todo quede vacío de sentido, de contenido, vacío afuera y adentro:
a ello le sigue una exaltación, la palabra como luz que transforma en fuego el vacío
Y no hay contradicción, no hay mentira para sostener la coherencia:
aquí y ahora, nuestra materia es la amargura festiva,
el equilibrio son las cosas del mundo que no se creen pero tampoco dejan de creerse
Un libro, según Ciorán, debe ser una herida, trastornar de un modo u otro la vida del lector
Tornasol y fuego es canto a la fatalidad humana,
al destino fantástico de un animal que inevitablemente sale de su marco y se aventura en lo extraño
y paga las consecuencias, la aventura se vuelve contra él
la ironía del ser humano es tornasol, fuego
la aventura es un infierno deseable,
infierno que por volverse palabra que fue soñada, transmuta el horror en éxtasis
abre un hueco para el escapista que somos
pone una cara frente al puño de nuestro golpeador
siete botellas de ron barato al borracho
transmuta al asesino, al suicida sin vocación, en la avidez grafómana
en la celebración oscura de las letras
y subterráneamente hiere
quema
transtorna
Tornasol y fuego: palabras de cuchillo
Tornasol y existencia: el canto a la pérdida, al vacío que nada puede colmar
Fuego y el espejismo de la libertad
y la sola libertad que puede conquistarse: libertad de la palabra, poesía.
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