Pasado
El pasado se abre como una pequeña puerta que deja mirar todo un mundo anterior. Es una puerta de 3 por 5 centímetros. Está en un lugar demasiado alto, y debo levantarme como puedo, para alcanzar a mirar a través de ella. Lo había olvidado: por esa puerta nada puede traspasar. Sólo un poco de luz, un poco de aroma, un poco de tristeza.
Del pasado nada se debería esperar, tal vez y sólo tal vez, sólo un cuadro o una mirada. Nada se debe esperar de aquellas personas que enterramos sin quererlo. De aquellos cuerpos que ahora son otros, y de aquellas voces que, sólo en el pasado, siguen diciendo las mismas palabras estáticas.
Estoy en mi casa, corrigiendo un libro de Ley Agraria, las cortinas están cerradas. Tengo agua y comida. Tengo música y letras por todos lados. Amigos por el msn que difícilmente quiero ver en la calle. Estoy desolado. Sin embargo, no quiero salir a la calle. El trabajo me espera. Corrijo y corrijo. Edito. Este es un buen bunker, un buen hoyo a doscientos metros bajo la arena. Es como mi underhouse en el desierto, sólo que esta vez no quiero salir.
Los párrafos que escribo mientras corrijo otros, no tienen unidad. No tienen coherencia. Me agradan. Aparece un NO dentro de la Ley agraria. Me detengo un poco. Espero que ese NO se convierta en SÍ. No lo hará. Tengo ua ventana demasiado alta, por donde no sale nada. Tengo unas ganas de dormir dopado.
Más tarde, tengo el Maratón de literatura, algunos amigos iran a leer sus escritos. Aunque lo niegue, me agrada estar con ellos. Me reconfortan. Pondré maderas y clavos sobre la ventana que es el pasado, sobre la luz que desprende su imagen. Pondré cemento y arena del desierto en ella. Pondré todo lo que haya que poner... sólo algo tengo en mente, y es escapar.
Del pasado nada se debería esperar, tal vez y sólo tal vez, sólo un cuadro o una mirada. Nada se debe esperar de aquellas personas que enterramos sin quererlo. De aquellos cuerpos que ahora son otros, y de aquellas voces que, sólo en el pasado, siguen diciendo las mismas palabras estáticas.
Estoy en mi casa, corrigiendo un libro de Ley Agraria, las cortinas están cerradas. Tengo agua y comida. Tengo música y letras por todos lados. Amigos por el msn que difícilmente quiero ver en la calle. Estoy desolado. Sin embargo, no quiero salir a la calle. El trabajo me espera. Corrijo y corrijo. Edito. Este es un buen bunker, un buen hoyo a doscientos metros bajo la arena. Es como mi underhouse en el desierto, sólo que esta vez no quiero salir.
Los párrafos que escribo mientras corrijo otros, no tienen unidad. No tienen coherencia. Me agradan. Aparece un NO dentro de la Ley agraria. Me detengo un poco. Espero que ese NO se convierta en SÍ. No lo hará. Tengo ua ventana demasiado alta, por donde no sale nada. Tengo unas ganas de dormir dopado.
Más tarde, tengo el Maratón de literatura, algunos amigos iran a leer sus escritos. Aunque lo niegue, me agrada estar con ellos. Me reconfortan. Pondré maderas y clavos sobre la ventana que es el pasado, sobre la luz que desprende su imagen. Pondré cemento y arena del desierto en ella. Pondré todo lo que haya que poner... sólo algo tengo en mente, y es escapar.
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