los pobres a los ricos

Había unas pantallas enormes, desas que abarcan toda la pared. Desas que puedes leer los subtítulos y tiene el tamaño de tu cabeza.

Eso me dijo Paquito Met, cuando me platicaba que había ido a una discoteque fresona. Y no conforme continuó:

-Era como si por fin los pobres pudieran entrar al territorio de los "ricos". Como si por fin aceptaran lo que a la vuelta de la esquina hay. Claro, que para aceptarlos, los pobres deben disfrasarce de oro.

-¿Cómo que de orro..? -le pregunté con cara de no me chupes las pelotas cabrón de mierda.

-Sí, los pobres la única manera que tenemos de entrar con los ricarditos, es vestirnos de oro. Así como santo niño dios del mal gusto, como mira mis dientes, mira mi cetro.

-Ah, no te entiendo ni madre -lo miré con cara de, ya me las babeaste todas, cabrón.

-Cuando llegué, había un montón de viejas bien buenas bailando reguetón y hip hop y toda esa cosa del baile moderno.

-Ájala, pero a ti no te caga el reguetón? -pregunté nomás por no dejar.

-Sí, pero vi esos grandes videos en esas enormes pantallas pared, con esas grandes, enormes, gigantes nalgas mulatas bailando contorsionando, distorsionando... Con esa letra pendeja, machista, elitista y sobre todo sin temor de dios...

-No, pos...

-Estaban allí, lo pobres y los ricos. Los pobres divertían a los ricos, pero yo aún no me daba cuenta. Hasta que escuché una plática, donde una chava bien buena de unos 17 años le decía a la otra que qué curioso vivían los pobres, y se refería a los videos. Que todos andaban siempre sin camisa...

-Pos la caa¡lor...

-... -me miró con cara de cállate- y... cállate cabrón, además decían que los pobres estaban bien buenos... Osea, que para esa pendeja los pobres son todos esos tipos que con una actitud de barrio pobre y guerrero, subyugan mujeres nalgonsísimas y candentes diciéndoles: perrea mami, perrea... puta, mi bicth... jálate esa cabrón.

-Ah y no es cierto... si yo tengo mi puta en la casa.

-Nel, ella se refería a las mujeres y no al gato que tú tienes y te coges(style). Además, los pobres siempre andaríamos llenos de oro por todas partes. Con playeras pegaditas y madreando a cuanto puto se meta con nuestras bichesst.

-Uta. Todo está bien, hasta eso del oro y de perrear.

-No pendejo, tú no perreas, las mujeres...

-Ahs, me shocas.

-Y todas las mujeres, que la neta estaban bien buenísimas, andaban bailando a manera de perrear, mientras su novios, amiguis y demás tipos trataban de imitar el baile de un pendejo que nunca se ha drogado y le entró la paranoia.

-Ya te entendí pendejo. Osea, que nosotros no somos pobres.

-Echato.